lunes, 18 de marzo de 2013

En el camino a Dios sabe donde

Hay una distancia importante entre información, conocimiento y sabiduría. Podemos ser engañados, confundidos y abrumados por la información excesiva, por la mera acumulación de datos. El conocimiento es el producto del procesamiento de la información, la formulación de preguntas, el escrutinio, el discernimiento entre los datos del conjunto de información, la percepción de características comunes y la deducción de conclusiones. La sabiduría es la comprensión que surge de la utilización consciente y adecuada del conocimiento. Desprenderse de la información y el conocimiento parece un camino peligroso, un salto gigante al vacío, incluso si el objetivo es alcanzar alguna forma de sabiduría. Como yo no estaba preparado para dar el salto volví a mi procedimiento habitual de hacer preguntas...

Una tarde vi a un hombre en el casco antiguo de la ciudad que hacía un peine con un cuerno de cabra. Me senté en un bar ubicado frente al taller del hombre y tomé un té de menta mientras él seguía labrando el cuerno, dándole lentamente la forma de un peine, sin notar que yo lo observaba. El parecía absorbido, literal y metafóricamente, por su trabajo artesanal. Mientras lo observaba, me di cuenta de algo. Sin apartarse de su vida, pues se la estaba ganando, el artesano estaba en pleno zikr, recordando a Alá. No leía ningún wird místico y secreto, ni bailaba al son del canto de Allah Hu ni cumplía con ningún otro ritual de las órdenes sufíes. Simplemente era él mismo; su trabajo y él eran una sola cosa.

Cuando la ideología personal se convierte en la vara con la cual se mide la realidad, el individuo habita un espacio aislado que no admite otras realidades. En ese espacio, no se puede ver la objetividad de los demás con objetividad ni ver las emociones infantiles propias en términos similares. El mundo es blanco o negro, o, para usar la palabra de Rushdie, la división es entra la "luz del secularismo y la oscuridad de la religión . No es posible comprender la postura de los otros; menos aún comprender sus argumentos cuando el valor propio es el valor fundamental que relega a todos los demás.

Buscando desesperadamente el paraíso, Ziauddin Sardar, Gedisa Editorial, 2004.

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