sábado, 27 de febrero de 2010

Some Kind Of Freedom

Fundamentally we like to have freedom only to ourselves but not to the others.

We live behind bars of responsibility and conformity. We make a big issue of individual rights, privacy, the right to bear arms, and free speech, but we don’t want to live next door to a terrorist. When it comes to others, we want to impose a few rules. If the others are totally free, you may not get everything you want. Their freedom could limit your freedom. When trains are blown up in Madrid and buildings in New York are reduced to rubble, we blame the CIA for letting terrorists roam freely. We think it’s the government’s job to protect us from bullies. But the bullies and the terrorists see themselves as freedom fighters. Meanwhile, we want to be politically correct and holders of justice, so if our ethnic-looking neighbour is nabbed by the federal agents, we may protest. It is especially easy to be politically correct about issues that are far removed from us. Either way there is a risk of becoming the victims of our own political correctness.


What Make You Not A Buddhist, Dzongsar Jamyang Khyentse; Shambhala Publications, 2007.

lunes, 22 de febrero de 2010

San Juan de la Cruz Vs. Yalal ad-Din Muhammad Rumi

¡Oh noche que guiaste!,
¡oh noche amable más que el alborada!
¡oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

Poseía completa y comentarios en prosa, San Juan de La Cruz; Editorial Planeta, 2002.

Tú vas gritando: Soy el Amante,
mas éstas son simples palabras.
Si ves como dos al amante y al Amado,
o ves doble, o bien no sabes contar.

En brazos del amado, antología de poesía mística, Yalal ad-Din Muhammad Rumi; Editorial Edaf, 2001.

viernes, 12 de febrero de 2010

C.S. Lewis y algunos comentarios sobre la religión

Del despótico mediodía de la Revelación pasé al fresco crepúsculo nocturno del Pensamiento Elevado, donde nada había que obedecer, nada que creer excepto lo que reconfortaba o era emocionante.

Como a todos, me habían dicho de niño que uno no sólo debe decir sus oraciones, sino también pensar en lo que esta diciendo. Por consiguiente, cuando (donde Oldie) despertó en mí la fe, traté de poner eso en practica. Al comienzo pareció ir viento en popa. Pero pronto la falsa conciencia (la "ley" de que habla San Pablo, la "charlatana" en Herbert) entró en juego. Todavía no había llegado uno al "amen" cuando susurraba: "Sí. Pero ¿estás seguro de que estabas realmente pensando en lo que dijiste?"; después de modo mas sutil: "Por ejemplo, ¿estabas pensando en ello tan bien como lo hiciste anoche?" La respuesta, por razones que en ese entonces no comprendía, era casi siempre No. "Muy bien" decía la voz, "¿no sería mejor, entonces, que lo intentaras de nuevo?" Y uno obedecía; pero, por supuesto, sin seguridad alguna de que el segundo intento fuera a ser en absoluto mejor.

En medio de un millar de tales religiones se encontraba la nuestra, la mil uno, etiquetada como Verdadera. Pero, ¿sobre qué base podía yo creer en esta excepción? Obviamente era, en sentido general la misma clase de cosa que el resto de las religiones. ¿Por qué recibía un tratamiento tan diferente? ¿Debía yo, en todo caso, seguirla tratando de manera diferente? Tenía muchos deseos de no hacerlo.

C.S. Lewis; Sorprendido por la alegría, el perfil de mis primeros años; Editorial Andres Bello, 1994 (Traducción Paulina Matta).

sábado, 6 de febrero de 2010

El Secreto de Muhammad

Si algún día se demostrase que la mente de Muhammad tenía alguna disfunción que le hacía ver criaturas de un mundo inventado y visitar lugares edénicos o infernales que sólo estaban en su imaginación, ni siquiera entonces aceptaríamos sin más que Muhammad fuese un esquizofrénico. La psicología transpersonal ha sabido demostrar hasta qué punto hemos malinterpretado los Estados Alterados de Conciencia, que abrían al hombre a una comprensión más amplia de la realidad. Un esquizofrénico es lo que queda de un hombre con una sensibilidad especial, cósmica, después de lo que destruyan los psiquiatras. Un esquizofrénico es un chamán destruido por habérsele obligado a vivir en una sociedad no tradicional.

... el profeta Muhammad no "creía" en el Paraíso como no creía en el Fuego, sino que lo experimentó y la invitación del Islam es a vivir todo eso cuando nos toque pero sin salir de nuestra materialidad y nuestra cotidianidad. Porque si no vivimos ya en esta vida el Paraíso y el Fuego, o mejor, si no sabemos desvelarlos en nuestra experiencia cotidiana, se nos está obligando a aceptar como parte de lo real algo que no está en nuestras experiencia de lo real. El Profeta no comprendió ni racional ni teológicamente que deberían existir el Paraíso y el Fuego; fueron su paladeo del mundo, su experiencia de "lo que tenemos entre manos".

El Secreto de Muhammad, La experiencia chamánica del Profeta del Islam; Abdelmumin Aya, Editorial Kairós, 2006.

martes, 2 de febrero de 2010

"Momo" de Michael Ende - Una excelente lectura ¿para chicos solamente?

"-No estoy diciendo más que tonterías- dijo, triste, de pronto. Vez, Momo, otra vez he bebido demasiado. Lo confieso. Muchas veces bebo demasiado, ahora. Si no, no puedo soportarlo. Va contra la conciencia de un albañil honrado. Demasiada arena en el mortero, ¿entiendes? Aquello aguantara cuatro, cinco años,y después se derrumbará con sólo que alguien tosa. Chapuzas, no son mas que chapuzas. Es no es lo peor. Lo peor son las casas que hacemos. Eso no son casas, eso son... eso son... almacenes de gente. Se le revuelve a uno el estómago. Pero, ¿a mí qué me importa? A mí me pagan y ya está. Los tiempos cambian. Antes era diferente, y me sentía orgulloso cuando hacíamos un trabajo bien hecho. Pero ahora... Algún día, cuando haya ganado bastante, dejaré mi trabajo y me dedicaré a otra cosa."


"Momo encontró una muñeca en las escaleras laterales del anfiteatro... era casi tan grande como la propia Momo... cuando al cabo de un rato Momo la tocó con la mano, la muñeca agitó un par de veces los párpados, movió la boca y dijo con voz rara, como si saliera de un teléfono:
-Hola. Soy Bebenín, la muñeca perfecta.
Momo se retiró asustada, pero entonces contesto casi sin querer:
-Hola; yo soy Momo.
De nuevo, la muñeca movió los labios y dijo:
-Te pertenezco, por eso te envidian todos.
-No creo que seas mía -dijo Momo-. Mas bien creo que alguien te habrá olvidado.
Tomo la muñeca y la levantó. Entonces se movieron de nuevo los labios y dijo:
-Quiero tener mas cosas.
..."

Momo, Michael Ende, Ediciones Alfaguara / Juvenil Alfaguara, 1991.